El pleno del Congreso tenía previsto debatir cuatro mociones de censura contra Gustavo Adrianzén, presidente del Consejo de Ministros, cuando, en un giro inesperado, Adrianzén presentó su renuncia acompañado por la presidenta Dina Boluarte y todo su gabinete. Esta decisión, que sorprendió a muchos, se produjo en medio de una creciente presión política y a pocas horas de que el Legislativo se preparara para votar su destitución, para la cual ya se habían asegurado los votos necesarios.

El analista político Enzo Elguera señaló que esta renuncia refleja el nivel de desgaste político del actual gobierno, que enfrenta serias dificultades para consolidar su liderazgo en un Congreso cada vez más fragmentado y en pleno año preelectoral. Para Elguera, la renuncia de Adrianzén no solo evidencia una crisis de gobernabilidad, sino también la falta de consenso dentro del propio Ejecutivo para sostener a sus principales figuras.

Ahora, Boluarte se enfrenta al reto de recomponer su gabinete en un contexto de alta volatilidad política. Entre los nombres que se barajan para reemplazar a Adrianzén figuran Eduardo Arana y Daniel Maurate, dos perfiles con experiencia en gestión pública y cercanía con el Congreso, un factor crítico para asegurar la estabilidad del gabinete.