El tablero político en movimiento
Con las elecciones generales de 2026 cada vez más cerca, en Imasolu realizamos una nueva encuesta nacional para identificar las preferencias presidenciales y el escenario partidario de cara a este decisivo proceso electoral.
Ante la pregunta “Si mañana fueran las elecciones presidenciales, ¿por quién votaría?”, ningún candidato supera el 15% de intención de voto. Keiko Fujimori lidera con un 12%, seguida por Rafael López Aliaga (6%) y Carlos Álvarez (5%). El dato más revelador: un 38% no sabe o no opina, lo que muestra una ciudadanía aún muy indecisa o distante del proceso electoral.

En cuanto a conocimiento de los candidatos, Fujimori también encabeza con un 92%, seguida de César Acuña (85%) y López Aliaga (72%). Le siguen Carlos Álvarez, Verónika Mendoza y Vladimir Cerrón, todos con 65% o más, consolidando un primer grupo de figuras reconocidas.

Inicialmente el estudio incluyó a 17 potenciales candidatos, pero actualmente Hernando de Soto y Susel Paredes ya no participan de la contienda.
Fragmentación partidaria y proyecciones al Congreso
El panorama de partidos refleja aún mayor fragmentación. Al preguntar por qué partido votarían, el 51% no sabe o no opina y un 18% menciona “otros partidos”, un reflejo de la alta dispersión en un escenario con más de 40 agrupaciones políticas. Entre los partidos más mencionados, Fuerza Popular lidera con un modesto 9%, seguido de Acción Popular (6%) y Perú Libre (4%).

Con estos datos en cuenta, se hizo una simulación de resultados parlamentarios (considerando que todos superan la valla del 5% de votos válidos), Fuerza Popular tendría la bancada mayoritaría en ambas cámaras, con 38 diputados y 17 senadores. Le seguirían Acción Popular y Perú Libre entre las bancadas con más fuerza en el próximo congreso.

Si bien los números reflejan una competencia aún abierta, el alto nivel de indecisión y la baja fidelidad partidaria podrían favorecer a figuras nuevas o outsiders que capitalicen el descontento. La ausencia de un liderazgo claro sugiere que el próximo gran salto en intención de voto no vendrá necesariamente de los nombres conocidos, sino de quien logre interpretar mejor el clima emocional del país.