A tan solo seis meses de haber asumido la presidencia, Pedro Castillo enfrenta un panorama político crítico. Según la última encuesta de Ipsos Perú, el 56% de los peruanos opina que el mandatario debería renunciar al cargo. Esta cifra es alarmante, especialmente considerando que ni siquiera cuenta con el respaldo total del tercio que usualmente apoya a la izquierda en el país. Por otro lado, solo un 42% de la población cree que Castillo debería completar su mandato hasta 2026.

La desaprobación del presidente ha aumentado considerablemente, pasando del 60% en enero al 69% en febrero. Este deterioro en su popularidad es aún más preocupante si se considera que cerca del 50% lo desaprobaba inicialmente, pero ahora, ha perdido alrededor del 20% adicional de apoyo en un corto periodo.

Enzo Elguera, analista político, subraya que el reconocimiento público de Castillo sobre su falta de preparación para gobernar y su declaración de que está “aprendiendo en el cargo” no son suficientes para justificar errores graves. La estrategia de sinceramiento, aunque necesaria, carece de un marco lógico que muestre una mejora tangible en sus decisiones y gestión. Admitir errores debe ir acompañado de un cambio real en la manera de gobernar, algo que no ha sido evidente hasta ahora.

El estudio también revela que solo el 25% de la población respalda la gestión de Castillo, y un 6% no precisa su opinión. Elguera señala que el presidente es un mal comunicador, y cuando se suman las malas decisiones y las elecciones erróneas, se entiende por qué muchos de sus propios votantes han perdido la confianza en él. Cambios superficiales, como quitarse el sombrero, no serán suficientes para ampliar su base política o mejorar su imagen. Sin propuestas claras y cambios inmediatos, estos gestos podrían incluso alienar a aquellos que inicialmente lo apoyaron.