Los dos años de Dina Boluarte en la presidencia: Escándalos, crisis y un país dividido
La presidenta interina del Perú, Dina Boluarte, cumple dos años en el cargo con un índice de desaprobación del 94%. Su gobierno se ha caracterizando por una gestión marcada por escándalos. El más emblemático siendo el Rolex Gate, en el que se investiga el origen de relojes de lujo que utilizaba, declarados como “préstamos” de un gobernador. Además, enfrenta críticas por haberse sometido a cirugías estéticas sin comunicar su ausencia oficialmente, lo que ha generado investigaciones por abandono del cargo.
En el plano social, durante su gestión, la inseguridad ha crecido notablemente. Mientras cifras oficiales reportan un aumento de homicidios del 22.5%, el Ministro del Interior insiste en que el incremento es solo del 7%. Esto, sumado a los 740 ataques a periodistas registrados en su mandato, muestra un panorama preocupante para la libertad de prensa y la seguridad ciudadana.
A pesar de estos problemas, Boluarte ha logrado superar mociones de vacancia gracias al respaldo de aliados en el Congreso. En el ámbito económico, ha promovido inversiones extranjeras como el megaproyecto del puerto chino, pero la falta de políticas que beneficien directamente a la población ha limitado los impactos positivos.
“El gobierno de Boluarte ha tenido que enfrentar una polarización social sin precedentes. Si bien ha habido intentos de diálogo, estos han sido insuficientes para cerrar las brechas entre la población y las autoridades”, comenta Elguera. Desde su perspectiva, el liderazgo de la presidenta ha sido más reactivo que proactivo, lo que dificulta la implementación de reformas estructurales necesarias para el país. El principal problema radicaría en su desconexión con la ciudadanía y su tendencia a rodearse de asesores complacientes. Esto refuerza la percepción de un gobierno que no escucha ni asume responsabilidades, dejando al país sumido en una profunda crisis de confianza en sus instituciones.
Finalmente, Elguera destaca la importancia de evaluar este periodo no solo desde las cifras, sino también desde la percepción ciudadana, la cual sigue siendo crítica hacia el gobierno. “Recuperar la confianza será uno de los mayores retos de Boluarte en lo que resta de su mandato”, concluye.